El propósito es atender al ser humano en su totalidad, es decir, cubriendo no sólo las necesidades fÃsicas, controlando el dolor y los sÃntomas, sino también las necesidades emocionales, intelectuales y espirituales; considerando que son de igual importancia en la salud y el bienestar.
Objetivos y principios por los que se rigen
Su objetivo es mejorar la calidad de vida del paciente y su familia cuando se enfrentan a una enfermedad incurable, avanzada y progresiva sin respuesta a tratamientos curativos y con pronóstico de vida limitado.
La O.M.S. sugiere los siguientes principios para los Cuidados Paliativos:
Desde Cuidados Paliativos del Servicio Murciano de Salud, contemplamos al ser humano desde cuatro esferas o cuadrantes: fÃsico, emocional, intelectual y espiritual. Coexisten todos ellos desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte, estando más o menos desarrollado uno que otro en función de cada etapa de la vida y de las experiencias que vayamos acumulando a lo largo de la misma.
1. Cuadrante fÃsico
Al nacer, tenemos una estructura fÃsica que nos sostiene, un cuerpo material, somos seres que no somos capaces de cuidar de nosotros mismos y nuestras necesidades se centran en conservarlo, alimentarlo y mantenerlo limpio y caliente.
Podemos reflexionar sobre nuestro origen, explorarando nuestro pasado.
Y también chequear nuestro presente:
Estas necesidades básicas en nuestro cuadrante fÃsico, cuando están satisfactoriamente atendidas, nos hacen percibir el mundo como un lugar seguro y acogedor. Esta percepción nos acompaña a lo largo de toda nuestra vida.
2. Cuadrante emocional
Los sentimientos como el amor, Â tristeza, rabia, alegrÃa, miedo, etc., se dan, se expresan y se sienten en el cuerpo fÃsico.
No sólo se piensan, no están en la mente, no son manejables sólo desde la mente: la garganta nos aprieta ante el dolor, el puño se cierra con la rabia, el miedo nos paraliza o nos hace correr, el amor nos dilata las pupilas y nos hace escapar cierta sonrisa; asà podemos ir definiendo cada uno de ellos hasta donde queramos.
Es muy importante que sintamos cómo y cuándo aparecen y pugnan entre ellos por ser expresados.
Cuando nuestras necesidades de expresión emocional se satisfacen, aprendemos que se nos quiere por ser como somos, hagamos lo que hagamos, con un amor incondicional.
Asà como el cuadrante fÃsico nos aporta la seguridad, si nuestras necesidades de expresión emocional están cubiertas crece nuestra autoestima. Si, por el contrario se nos reprime o juzga por algún sentimiento -los hombres no lloran, las mujeres no gritan o un gesto amoroso es una tonterÃa…- nos sentimos poco legitimados, inseguros y temerosos  o poco valiosos.
3. Cuadrante intelectual
En nuestro ciclo de desarrollo como personas, la  escolarización y el estudio nos permiten desarrollar nuestro entendimiento, poner orden en nuestro mundo desde la razón, encontrar las respuestas, valorar y emitir juicios.
Cuando nuestras necesidades intelectuales se desarrollan y satisfacen, podemos discernir, ordenar, separar y, por tanto, elegir y tomar decisiones desde nuestro propio juicio y responsabilidad.
4. Cuadrante espiritual
Surge de nuestra conexión con los demás y el universo,  del descubrimiento de nuestro ser como “ser humano sexuadoâ€, con el arte en todas sus manifestaciones,  también con nuestras creencias religiosas.
Da sentido a lo que hacemos, a quienes somos.
Cuando conseguimos desarrollar y contactar con nuestro cuadrante espiritual y lo atendemos, damos sentido a nuestra vida y adquirimos más sabidurÃa y paz interior.
Los cuatro cuadrantes están conectados en cada uno de nosotros, y forman un conjunto funcional único, que sigue desarrollándose a lo largo de toda nuestra vida.
Los cuadrantes de los cuidados paliativos
El proceso de evolución natural al final de la vida y en cuidados paliativos nos lleva  a la disminución progresiva de la vitalidad del cuadrante fÃsico y, finalmente, a la desaparición del mismo con la muerte.
En este periodo se van ampliando las necesidades de atención en el emocional y el espiritual; es el momento donde la expresión emocional alcanza todo el protagonismo, donde necesitamos ser queridos tal y como somos sin juicio alguno y donde hemos de poder sentir la conexión con los demás y con el universo para afrontar una buena despedida de nuestros seres queridos y con ello dar sentido a nuestra existencia para experimentar paz y sabidurÃa interior.