La experiencia emocional colectiva ante una pérdida por una catástrofe en nuestra Región: cosas que suceden en el transcurrir del verano y también nos enseñan


30/09/2019

La época vacacional suele ser tranquila, agradecidas por poder descansar y que otros profesionales nos sustituyan en nuestra actividad. Asociamos lógicamente este periodo al ocio, el tiempo libre para disfrutar, y la naturaleza nos ha enseñado este año que lo imprevisto y la pérdida forman parte continuamente de nuestras vidas.

Cuando pensamos en el duelo lo asociamos generalmente a la pérdida de un ser querido. A lo largo de nuestra vida las pérdidas nos acompañan y crecemos con ellas, desde el nacimiento hasta la muerte, perdemos y aprendemos del vacío, de las crisis que experimentamos, atravesando el dolor que nos produce la pérdida y añadiendo lo que hemos aprendido a nuestra caja de herramientas personales.

La DANA o gota fría, que a lo largo de varios días de septiembre afectó con fuerza a todo el sureste peninsular, dejó en la Región de Murcia las mayores acumulaciones de lluvia de toda España. El desbordamiento del río Segura originó  inundaciones y grandes destrozos en campos, ciudades y casas. Nuestras miradas reflejaban impacto esos días, reacciones diversas de shock “no me puedo creer lo que ha pasado…” cómo ha podido ocurrir…”. El miedo que experimentamos al sabernos vulnerables y que nuestra seguridad la podemos perder en cualquier momento. La rabia, sin saber hacía donde enfocar esa energía. Y la tristeza ante un paisaje desolador.

Hablamos de duelo colectivo cuando una sociedad comparte las mismas emociones ante un proceso que involucra una sola o varias pérdidas, y muchas personas viviéndola al mismo tiempo y sintiendo casi exactamente lo mismo. Todos guardamos estos sucesos como algo que marca nuestras vidas, pero es que además hay personas a las que las marca de por vida, les hace dar un cambio brutal con el que no contaban. Por eso, el proceso de duelo, depende mucho de las dimensiones que para cada uno haya tomado este suceso en sus vidas. Y por otro lado, depende también de nuestra personalidad y de nuestra historia de vida. Cada persona, reaccionamos ante estos sucesos, de una manera y los elaboramos, según nuestras vivencias personales.

El duelo colectivo, tiene la ventaja de hacernos sentir acompañados en nuestro dolor, de encontrarle sentido a la pérdida a través del eco en los demás, escuchando historias y emociones cercanas a las nuestras y así, sintiéndonos comprendidos, es posible sentir una cierta libertad para expresar sentimientos y emociones, sin temor a que las demás personas juzguen o critiquen. Además, la respuesta solidaria de las personas para ayudar a los afectados refuerza la capacidad de superación ante la adversidad. Estas respuestas humanas favorecen la aceptación ante lo sucedido y no resistirnos al cambio.



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