La celebración en torno a la muerte.

Tradicionalmente, durante estos días se recuerda a los seres queridos, se visita y se pasea por el cementerio, se limpian y adornan con flores, como los característicos crisantemos, las tumbas de los familiares y conocidos, se observan las diferencias de tumbas y panteones que en otro tiempo eran expresión también del nivel socio-económico de la familia.

La celebración también tenía un significado familiar de reunión, se organizaban comidas tradicionales, las castañas asadas propias de la época otoñal, algunos dulces típicos como los buñuelos o los huesos de santo. Acercarse al “mundo de los muertos” provocaba cierto respeto y temor, y mantenía la creencia de que los muertos podían proteger a la familia de posibles catástrofes y desastres.

La motivación de la fiesta ha cambiado mucho en los últimos años. La muerte se vivía como un hecho inevitable y natural, se aceptaba la muerte de las personas de avanzada edad como un hecho cotidiano. La gente moría en casa, acompañada por los familiares, mayores y pequeños, y por el vecindario. Los velatorios tenían lugar en el domicilio y los séquitos funerarios salían de la puerta de casa.

Actualmente la sociedad  ha dejado de tener una relación próxima con la muerte cotidiana. La muerte  se ha convertido en algo que se oculta, que sucede fuera del entorno, hasta el punto de alejarla en hospitales y tanatorios. La muerte natural pasa desapercibida para los niños y en cambio, se  muestra de forma fantástica en videojuegos y películas.

Como contrapartida se celebra Halloween el 31 de octubre, vinculada a la fiesta de Todos los Santos, y donde la cultura de la muerte se camufla en el imaginario de fantasmas, brujas, y vampiros. Se trata de una fiesta de origen irlandés y que llegó al norte de América con la inmigración, es especialmente popular en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido e Irlanda, y como efecto de la globalización se celebra cada vez con más fuerza en algunos países de Latinoamérica (Argentina, Chile, Colombia, Perú…), también en España. Esta fiesta infantil y populista reúne los ingredientes de la diversión, la fantasía y el consumismo.

Queremos destacar la celebración de este día en México, donde el Día de los Muertos es una gran fiesta en todo el país, no es un día para la tristeza, sino para la comunidad, para la convivencia. Expertos en tradiciones centroamericanas comentan: “Se trata de abrazar los ciclos naturales, de integrarse mejor en la vida haciendo presentes a los muertos. Los altares, las flores, las máscaras son como umbrales a través de los cuales los ancestros vuelven a nuestro lado y nos permiten aprender de sus historias, de sus virtudes, de sus errores. Es una oportunidad para el aprendizaje». Ha sido declarado por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.