22/02/2016
En este mes se ha jubilado nuestra médico y coordinadora del ESAD del Área IV, Ana Carreño Durán.
Su llegada al equipo ocurrió en un momento de recesión y dificultades en la zona con mucha inestabilidad debido a los sucesivos cambios en la plantilla.
Con su actitud cálida, honesta y humilde, consiguió en apenas unos meses aportar serenidad y alegría en el equipo, lo cual se vio reflejado en la consolidación del mismo y en el logro de un trabajo compacto basado en la colaboración y con un alto grado de empatía y confianza entre sus miembros.
Esto y su cuidado impecable en el día a día, ha hecho visible muy pronto la relevancia de los cuidados paliativos y la calidad que aportan al servicio de salud en la zona, donde queda su huella y su estilo como una marca a seguir.
También ha sido importante su presencia constante, directa y clara siempre, en los diferentes escenarios regionales en los que ha participado sabiendo ocupar su lugar con honradez y exquisita precisión, y aportando una apertura a la cultura y al entorno social que la han caracterizado desde el principio.
Queremos agradecer su compañía todo este tiempo y saborear de nuevo su calidez y su franca sonrisa, que quedará con nosotros para siempre.
Desearle buenos encuentros para su nuevo escenario vital y vamos a compartir también su propio relato de despedida.
“Soy Ana, soy médico y coordinadora del ESAD. Cursé mis estudios de medicina en Granada y al poco de terminar empecé a trabajar en una maternidad. Allí aprendí bastante sobre obstetricia y también algunas cosas más, cómo canalizar una vía, suturar por planos…., e hice de ayudante de cirugía menor del Dr. Carlos Tournée. Compartí esta etapa con dos grandes compañeros, Julián López Robles y Vicente Laborda Reinón, con los que después compartí también trabajo en el SUAP de Caravaca, y una gran persona y maestro D. Manuel Bernal.
Como ya he referido antes, de aquí pase al SUAP donde estuve trabajando durante doce años. Los primeros años fueron difíciles ya que nuestro hospital de referencia era la residencia sanitaria Virgen de la Arrixaca Teníamos que enviar allí los casos urgentes, en unos años en que las comunicaciones de esta comarca eran bastante malas, por lo que a veces dejábamos al enfermo en observación y hacíamos un seguimiento para estar seguros de que realmente era necesario el traslado. Otras, en cambio, enviábamos al enfermo con la incertidumbre de cómo llegaría al hospital o si llegaría.
Después de doce años en el SUAP pasé a un consultorio rural en la comarca de Caravaca, aunque en realidad cubría diariamente cuatro consultorios, La Almudena, Singla, Pinilla y La Encarnación. Durante año y medio permanecí en estos consultorios y posteriormente me incorporé al centro de salud de Caravaca.
Antes de incorporarme al centro de salud tuve la ocasión de hacer la especialidad de Médico de familia, gracias a la oportunidad que se nos ofreció a los que no la habíamos hecho por no existir esta especialidad cuando acabamos la carrera.
La experiencia adquirida a lo largo de los años me hizo darme cuenta de que hay situaciones clínicas que no se solucionan sólo con tratamientos físicos y que requieren otro tipo de abordaje. La inquietud generada por este descubrimiento me llevó a formarme en psicoterapia, familia, duelo y comunicación.
Fue a partir de aquí cuando sentí la necesidad de trabajar en cuidados paliativos y, la ocasión se presento de forma casual o causal en una sesión de biodanza en que M. José García, compañera y amiga que trabajaba en ese momento en el ESAD de Lorca me ofreció hacerle las vacaciones. Esta experiencia fue para mí muy gratificante y me hizo plantearme dónde quería seguir trabajando. Solicité incorporarme a cuidados paliativos y aquí estoy desde el 2010.
En el acompañamiento a enfermos terminales y sus familias he crecido, y me he enriquecido. Repitiendo las palabras de Pedro en el documental “En Fin” creo que ellos nos dan mucho más que nosotros a ellos.
En este trabajo también he tenido la suerte de tener compañeros con los que he compartido y comparto trabajo, problemas, alegrías e ilusiones, y a los que considero mi pequeña familia.
Ahora a punto de jubilarme y haciendo un poco de repaso de mi vida laboral me llama la atención el haberla iniciado ayudando a venir nuevas personas a este mundo, y terminarla ayudando a otras personas a marcharse.
Termino este recordatorio con el sentimiento de que he sido feliz ejerciendo esta profesión”.
ANA
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