22/12/2014
A lo largo del año, los Equipos de Cuidados Paliativos han desarrollado las actividades formativas previstas dentro del marco de la Línea Estratégica de Cuidados Paliativos en la Región. El 10 de diciembre ha tenido lugar en el Hospital Reina Sofía como viene siendo habitual, la última Sesión de Coordinación entre los Equipos Domiciliarios y los Hospitalarios.
La jornada tiene el objetivo de recoger un resumen del año de cada una de las Áreas de Salud con lo que eligen destacar y haya sido significativo para los profesionales: lo que hemos aprendido de los pacientes y sus familias, los logros conseguidos, actividades formativas y docentes realizadas, el trabajo en equipo, la coordinación con los profesionales, las dificultades que nos plantea un sistema sanitario tan complejo como el nuestro y en el momento actual que tenemos, las ausencias de compañeros que han formado parte de nuestro crecimiento, las pérdidas.
Además, se ha puesto en común el modelo de trabajo y los resultados del equipo de asistencia domiciliaria en cuidados paliativos pediátricos, que da cobertura a toda la Región y está situado en el Hospital Virgen de la Arrixaca. Y también se ha presentado un resumen del estudio de investigación sobre detección de necesidades en cuidados paliativos en los Hospitales de Agudos de la Región.
Como ingrediente común en todas las presentaciones y con el ambiente de la sala vestida de otoño, y su significado de pérdida nos ha ofrecido un contexto adecuado, y ha sido el hilo de conexión de toda la sesión.
Compartimos también el texto Desapego: Recuperar la libertad interior del psicoterapeuta Luis Fernando Martínez Gómez que nos ayuda a reflexionar sobre lo mismo:
«El secreto está en aprender a soltar. Inicia el Otoño y, a lo primero que nos remite, es a la experiencia de soltar. Todo el tiempo estamos cargando cosas muy pesadas de toda especie: ideas, pensamientos, creencias, hábitos, costumbres, cosas materiales, miles de apegos sin los cuales sentimos que no podríamos estar bien.
Lo cierto es que todas esas piedras en nuestra mochila, contrario a la creencia de que nos hacen felices, nos pueden llegar a generar mucho malestar en nuestras vidas y hacemos más pesada la carga, más difícil el camino de la existencia.
El Otoño, es una buena época para reflexionar y decidir qué es lo que ya no nos sirve y qué debemos soltar para caminar de una manera más ligera y placentera.
Así como, al respirar, tenemos que soltar el aire que hemos inhalado, para abrir espacio a un nuevo ciclo de respiración, de la misma manera tenemos que aprender a desapegarnos de las cosas materiales, mentales, emocionales e incluso espirituales.»
Indudablemente la pérdida está presente en el día a día de cada uno de los profesionales de cuidados paliativos, desde la pérdida aprendemos cómo morir y cómo vivir cada día, ese es el privilegio que nos aporta acompañar a las personas en sus procesos de muerte.
Para cerrar, celebramos la despedida participando de nuestro ritual de compartir, dar y recibir, con agradecimiento por seguir formando parte de este sistema y seguir creyendo en el lema que nos acompañó en los comienzos del camino hace unos años:
“La esperanza es una orientación del espíritu, una orientación del corazón. No es la convicción de que algo saldrá bien, sino la certeza de que algo tiene sentido, sea cual sea el resultado”. Vaclav Havel.